![]() |
||
Cortarse suele comenzar como un impulso. No es algo en lo que la persona piense por adelantado. Shauna afirma lo siguiente: "Comienza cuando sucede algo muy triste y uno no sabe cómo hablar de eso o qué hacer. Pero resulta imposible sacarse de encima esa sensación de tristeza y el cuerpo siente como un nudo causado por el dolor emocional. Cuando quieres darte cuenta, estás cortándote. Entonces, de algún modo, estás en otro lado. Por lo tanto, la próxima vez que te sientes mal por algo, vuelves a intentarlo y poco a poco va convirtiéndose en un hábito". Natalie, una alumna de undécimo año que comenzó a cortarse cuando tenía entre 12 y 14 años, explica que era una forma de olvidarse de los sentimientos de rechazo e impotencia que sentía que no podía soportar. En un principio, no consideré que fuera algo tan malo. Era sólo mi mecanismo para escaparme de una situación que me hacía sentir muy mal. Sin embargo, una parte de mí debía saber que estaba haciendo algo malo, porque siempre lo ocultaba. Cierta vez una amiga me preguntó si estaba cortándome y yo no pude decirle que sí, porque me dio vergüenza". En ocasiones, las heridas que una persona se autoinflige afectan su imagen corporal. Jen dice lo siguiente: "A mí me gustaba verme las heridas. Como me sentía mal cuando empezaban a curarse, volvía a cortarme para 'renovarlas'. Ahora comprendo que esto parece una locura, pero en ese momento me parecía absolutamente razonable. Esos cortes eran algo sobre mí que sólo yo sabía. Eran algo así como mi modo de controlar las situaciones. Ya no me corto, pero tengo que hacer frente a las cicatrices". No se puede obligar a alguien a que no se lastime a sí mismo. No sirve de nada enojarse con un amigo que se corta, rechazarlo, darle un sermón o rogarle que deje de hacerlo. Por el contrario, hay que hacerles saber a esas personas que uno está preocupado por ellas, que se merecen estar saludables y felices, y que nadie tiene por qué afrontar sus problemas sin ayuda. |
![]() |